Durante casi 15 años desde aquella noche que paralizó al mundo del fútbol, se ha dicho mucho sobre Salvador Cabañas: el disparo en la cabeza, el milagro médico, la caída abrupta de su carrera y su lenta recuperación. Pero había una voz que nunca se escuchó —una que lo vivió desde la cercanía más íntima: su hija mayor, Gabriela Cabañas.

Ahora, convertida en adulta, Gabriela ha decidido romper el silencio. Y lo que revela está sacudiendo a la opinión pública en Paraguay.

Una voz que intentaron silenciar en redes sociales

En una publicación en una red social paraguaya —eliminada pocas horas después— Gabriela relató lo que vivió durante los traslados de su padre entre hospitales en Ciudad de México, Buenos Aires y luego el retorno a Itá.

Según sus declaraciones, el silencio que mantuvo por años fue parte de un acuerdo “no oficial” entre los adultos de la familia y algunos medios de comunicación locales, para preservar la imagen pública de su padre. Pero ahora, Gabriela afirma:

“Cargué con esos recuerdos toda mi infancia. Ya no soy una niña. Tengo derecho a contar lo que realmente vivió mi papá.”

Ver a su padre sin vida en los ojos

Gabriela recuerda el momento en que lo vio en cuidados intensivos:

“Estaba irreconocible. Hinchado, inmóvil. No era el goleador que conocí, era un hombre luchando por vivir.”

Contó que cada día su madre le hablaba al oído, rogando por un milagro. Hasta que un día, “abrió un ojo. Solo uno. Pero yo supe que había regresado.

El milagro y el mensaje de Dios

Según Gabriela, la recuperación de su padre no fue solo médica, sino espiritual. Reveló que Salvador le había contado un sueño que tuvo estando inconsciente: caminaba por un bosque guiado por su abuela fallecida, hasta encontrarse con “un hombre envuelto en luz” —a quien él creyó que era Dios.

“Dios tocó su frente —donde estaba la bala— y luego su hombro. Le dijo: ‘Vas a vivir, porque aún no terminaste tu misión’.”

Esta historia nunca fue compartida oficialmente, y Gabriela explicó que su padre temía que lo ridiculizaran si hablaba de ello en público.

Creciendo en la sombra del silencio

Gabriela relató cómo creció con miedo, incertidumbre y dolor, pese a que su padre seguía con vida. No solo fue testigo del largo proceso de recuperación física, sino también de la ruina financiera, los conflictos familiares y la tristeza silenciosa de su padre.

Pero fue esa misma experiencia la que la forjó:

“Aprendí a callar. Pero ahora aprendí a hablar, porque se lo debo a mi papá. Él no se rindió. Yo tampoco me voy a rendir para proteger la verdad.”

Una verdad que merece ser escuchada

Tras su publicación, Gabriela recibió cientos de mensajes de apoyo, pero también críticas, acusándola de “usar el nombre de su padre para llamar la atención.” Sin embargo, en un video posterior, respondió con claridad:

“No quiero fama. Solo quiero que Paraguay sepa que Salvador Cabañas no fue solo un ídolo del fútbol. Fue un padre que volvió a la vida. Y caminamos juntos por el infierno.”

Por primera vez en casi 15 años, la historia de Salvador Cabañas ya no se trata solo de goles y estadísticas. Se trata de memoria, fe y del silencio valiente de quienes lo amaron más allá de los reflectores.