“Lo tuvieron todo: fama, talento, amor… pero terminaron entre lágrimas y silencio. 

La historia de Gloria Marín y su esposo, uno de los romances más icónicos del cine mexicano, no terminó como en las películas que protagonizó. Detrás de cámaras, el guion de su vida estuvo lleno de sacrificios, pérdidas y un final que aún hoy duele recordar.

Una historia de amor que prometía ser eterna

Gloria Marín, la gran dama del cine de oro mexicano, no solo conquistó a millones con su belleza y talento, sino que también vivió una historia de amor digna de telenovela. Aunque su relación más conocida fue con Jorge Negrete, pocos recuerdan o conocen los detalles del vínculo que compartió con su esposo oficial, Abel Salazar, otro actor destacado de la época.

Su unión fue vista como un símbolo de glamour y estabilidad en un medio lleno de escándalos. Se les veía felices en eventos, entregas de premios y sets de filmación. Sin embargo, lo que ocurría en la intimidad era muy distinto.

La caída silenciosa: amor, decepciones y tragedia

Todo comenzó a deteriorarse en los años 60, cuando las presiones de la industria, los problemas de salud y las diferencias personales comenzaron a agrietar su relación. Gloria, quien había sido una de las actrices más solicitadas, empezó a recibir menos ofertas de trabajo. Abel, por su parte, se enfocó más en la dirección y producción, distanciándose del foco público.

Según personas cercanas a la pareja, la tristeza comenzó a invadir a Gloria cuando supo que no podría ser madre, un deseo que siempre tuvo. Esa frustración, sumada a las infidelidades y a la constante lucha por mantener su carrera vigente, la sumergieron en una fuerte depresión.

El golpe más duro llegó con la enfermedad de Abel. Aunque nunca se hizo público en su momento, el actor fue diagnosticado con una afección degenerativa que lo mantuvo recluido en casa durante años. Gloria lo cuidó hasta el final, pero ese proceso la consumió emocional y físicamente.

En 1983, Abel falleció. Gloria quedó devastada. Su salud empezó a deteriorarse rápidamente, y poco a poco fue desapareciendo del ojo público. Murió tres años después, en 1983, prácticamente en el olvido, acompañada solo por unos pocos amigos y familiares.

Reacciones en redes: “Una reina olvidada”

En los últimos años, con el auge de los contenidos nostálgicos en redes sociales, muchos usuarios han redescubierto a Gloria Marín. Videos de sus películas, entrevistas antiguas y fotos inéditas han hecho que nuevas generaciones conozcan su legado.

Cuando se retomó la historia de su triste final, miles de usuarios en TikTok y Facebook expresaron su conmoción:

“No puedo creer que alguien tan grande muriera así, sola y olvidada…”

“Gloria Marín fue mucho más que la pareja de Jorge Negrete. Era una actriz tremenda.”

“Es una tristeza que México no le haya rendido un homenaje como se merecía.”

Estas reacciones han generado una oleada de mensajes pidiendo un reconocimiento oficial a su trayectoria.

Lo que pocos recuerdan…

Antes de su muerte, Gloria dio una entrevista donde, entre lágrimas, mencionó:

“Amé profundamente, pero también sufrí… Tal vez ese sea el precio de vivir con el corazón abierto.”

Sus palabras quedaron grabadas en la memoria de quienes la admiraban. Y aunque su historia ha sido opacada por otras figuras del cine de oro, su legado sigue vivo entre aquellos que no olvidan.

También se dice que dejó una carta no publicada donde hablaba de los errores cometidos y de cómo deseaba ser recordada: no como una mujer rota, sino como alguien que dio todo por amor, aún cuando el final no fuera feliz.