Fue el lugar de descanso final de Chespirito. El refugio íntimo de una de las parejas más emblemáticas de la televisión mexicana. Pero pocos años después, la lujosa mansión de Florinda Meza en Cancún fue puesta en venta discretamente, con un precio por debajo del valor de mercado. ¿Por qué? Un episodio privado y nunca antes revelado parece ser la clave.

La propiedad, conocida como “Villa Florinda”, ubicada en Isla Dorada —una de las zonas residenciales más exclusivas de Cancún—, era considerada el activo más preciado entre los bienes que Florinda Meza heredó tras la muerte de Roberto Gómez Bolaños en 2014. Con más de 1.000 m², siete habitaciones, muelle privado y acabados de lujo, la casa representaba un símbolo de estabilidad y prosperidad.

Sin embargo, en 2018, varias agencias inmobiliarias de Quintana Roo recibieron una instrucción inesperada del equipo legal de Meza: vender la villa lo antes posible, con un precio hasta un 25% menor que su tasación comercial. Esto generó rumores sobre posibles problemas financieros o disputas familiares. Pero según una fuente cercana, vecina del exclusivo fraccionamiento, fue un hecho personal y delicado lo que motivó la venta.

“La señora Meza fue abordada por personas desconocidas en la casa. No está claro con qué intención, pero fue lo suficientemente grave como para provocarle un estado de pánico. Después de eso, no volvió a pisar Cancún,” relató la fuente.

Aunque no existen registros oficiales del incidente, un guardia de seguridad de Isla Dorada confirmó: “Ella pidió mayor protección privada durante un tiempo, pero semanas después se retiró por completo. La casa estuvo vacía casi un año antes de ponerse en venta.”

Una amiga cercana a Florinda explicó que, además del motivo de seguridad, la soledad tras la muerte de Chespirito también influyó profundamente en su decisión. “Cada rincón de esa casa le recordaba a él. Florinda dijo una vez: ‘sin Roberto, ese lugar solo son paredes frías’.”

La venta se concretó a finales de 2019, aunque la identidad del comprador permanece reservada. La propiedad fue transferida a una empresa de administración de bienes con sede en Monterrey, y actualmente ha sido remodelada para fines turísticos y de lujo.

Florinda Meza nunca se ha pronunciado públicamente sobre la venta. En una entrevista de 2020, al ser consultada sobre Villa Florinda, respondió en voz baja: “Allí dejé todo —no solo bienes, sino recuerdos que ya no tenía fuerzas para cargar.”

Hay lugares a los que ya no se puede volver, no por dinero o por comodidad, sino porque la herida emocional es demasiado profunda. Para Florinda Meza, la mansión de Cancún dejó de ser un hogar —y se convirtió en un pasado que necesitaba dejar atrás para poder seguir adelante.