Disney nunca lo vio venir. Y ahora, el orden mediático estadounidense podría no volver a ser el mismo.

NUEVA YORK —  Hay adquisiciones corporativas y luego declaraciones de guerra. Lo que Elon Musk supuestamente planea con ABC cae claramente en la segunda categoría.

Según informes confidenciales, el multimillonario magnate tecnológico se prepara para presentar una oferta por ABC —sí, la legendaria cadena de televisión propiedad de Disney— y no viene solo. Se dice que Musk tiene en la mira nada menos que a Tucker Carlson para asumir el cargo de director ejecutivo. De confirmarse, esta decisión marcaría un cambio radical en los medios estadounidenses, uno que el propio Musk describió en privado como su misión para «acabar con la agenda progresista en una de las instituciones más emblemáticas de la radiodifusión estadounidense».

Y así, sin más, la vieja guardia está en alerta roja.

Musk no está comprando una red. Está comprando un campo de batalla.

Este no es un proyecto vanidoso y extravagante de un multimillonario. Para Elon Musk, esta supuesta compra es profundamente personal, profundamente ideológica y meticulosamente estratégica.

Tras transformar la industria automotriz, revolucionar la tecnología espacial y tomar el control de Twitter (ahora X) para restaurar lo que él llama el “absolutismo de la libertad de expresión”, Musk ha puesto la mira en una nueva frontera: las narrativas mediáticas que moldean la opinión pública. Y, para él, ABC, que antes era una fuente confiable para las familias estadounidenses, ahora es solo un engranaje más de lo que él llama la “maquinaria de propaganda progresista”.

«ABC debería ser la voz de todos los estadounidenses», supuestamente le dijo Musk a un confidente. «En cambio, se ha convertido en el altavoz de una cosmovisión elitista que silencia la disidencia y se burla de la tradición. Eso se acaba ya».

Fuentes afirman que el plan ya está en marcha. Musk, conocido por sus movimientos ultrarrápidos y apuestas audaces, está reuniendo un equipo legal y financiero para acercarse formalmente a Disney. Va en serio. Y el momento no podría ser más inoportuno.

El comodín: Tucker Carlson como director ejecutivo

Si la oferta de Musk es la bomba, Tucker Carlson es la detonante.

La abrupta salida de Carlson en 2023, que en su día fue la mayor estrella de Fox News, causó conmoción en los medios conservadores. Pero no se desvaneció. En cambio, construyó un imperio digital desde cero, amasando millones de fieles espectadores y un capital político considerable. La marca de Carlson es desafiante, anti-woke y sin complejos. Y ahora, con el respaldo de Musk, está a punto de popularizarse de la forma más peligrosa imaginable, para el establishment, claro está.

Según informes, Carlson ya está preparando cambios radicales en la programación de ABC, centrados en “restaurar la valentía periodística” y “romper el pensamiento colectivo”. ¿El objetivo? Acabar con la era de las narrativas desinfectadas y aprobadas por las corporaciones y reemplazarla con un periodismo crudo, incómodo y ferozmente independiente.

“La gente está cansada de los medios que actúan como agencias de relaciones públicas de un partido político”, dijo Carlson en un mensaje privado. “Esto será diferente. Muy diferente”.

Vítores desde la derecha, pánico desde la izquierda

Los temblores políticos ya han comenzado. En redes sociales, las voces conservadoras estallaron en elogios. “Elon acaba de hacer lo que nadie más se atrevió a hacer”, tuiteó un comentarista. “Este es el principio del fin de los medios progresistas”.

Pero, por otro lado, la indignación crece. Activistas han lanzado peticiones, famosos llaman al boicot y los organismos de control de los medios lanzan duras advertencias. «No se trata de libertad de expresión», dijo un colaborador de MSNBC. «Se trata de apoderarse de un fideicomiso público y convertirlo en un altavoz para la visión del mundo de un multimillonario».

La profesora de la Universidad de Columbia, Elena Vásquez, fue aún más lejos: «Darle a Tucker Carlson el control de ABC es como darle un lanzallamas a un hombre en una biblioteca. Es imprudente y peligroso».

Dentro de ABC: Miedo, incertidumbre y conmoción

Mientras el público especula, se informa que el ambiente dentro de ABC es de caos y temor. Presentadores y productores veteranos desconocen qué les deparará el futuro si la adquisición prospera. Han comenzado a circular rumores de renuncias masivas, filtraciones internas y sabotajes preventivos.

“Esto parece el principio del fin”, dijo un alto cargo anónimamente. “No sabemos qué nos depara el futuro, pero sabemos que no se parecerá al ABC que hemos construido durante décadas”.

Se habla de que programas populares como  Good Morning America ,  The View e incluso  World News Tonight podrían reestructurarse (o eliminarse por completo) para adaptarse a la nueva visión de Carlson de la “narración estadounidense”.

El dilema de Disney: ¿se venderán?

ABC es una de las joyas de la corona de Disney, pero también se ha convertido en un dolor de cabeza. Entre la caída de audiencia, las críticas a la guerra cultural y la creciente competencia de las plataformas de streaming, Disney podría estar más dispuesto a dejar el cable de lo que la gente cree.

Musk, con un patrimonio neto que ronda los 200.000 millones de dólares y una base de inversores entusiastas, es más que capaz de hacer una oferta que Disney no pueda ignorar.

“Si alguien puede lograrlo, ese es Elon”, dijo el analista de medios Jonathan Fields. “Tiene el dinero, la motivación y el impulso. Y, francamente, ABC no había tenido tanta repercusión en años”.

Esto no son solo medios. Esto es la América de Musk.

Lo que está ocurriendo ahora es más grande que una simple compra. Se trata de quién domina la narrativa. Quién decide qué es real, qué está permitido y qué está censurado. Y Elon Musk lo ha dejado claro: no confía en los guardianes actuales.

En cinco años, ha pasado de construir cohetes a transformar el discurso. Ahora apunta al corazón mismo de la influencia dominante: la televisión tradicional.

Para quienes lo apoyan, este es el comienzo de una era más libre y audaz. Para quienes lo critican, es una pesadilla: el poder, los medios de comunicación y la ideología se fusionan bajo un solo hombre.

Lo que está en juego no podría ser más alto

No hablamos solo de horarios de programación ni de reestructuraciones corporativas. Hablamos de la posible redefinición de lo que  son las noticias  en Estados Unidos. Si Musk triunfa, ABC podría convertirse en la primera gran cadena completamente reinventada bajo la visión ideológica de un multimillonario tecnológico.

“Esto no es una onda expansiva. Es un tsunami”, dijo el historiador de medios Mark Jensen. “Si Elon lo logra, toda la industria se verá obligada a adaptarse o desaparecer”.

Una nación contiene la respiración

Por ahora, todo pende de un hilo. Las negociaciones siguen a puerta cerrada. Disney guarda silencio. Pero el mensaje ha llegado, y es contundente: Elon Musk está al acecho. Y esta vez, no solo tuitea sobre el cambio, sino que se lo cree.

Estén atentos. Porque si esto se aprueba, los medios estadounidenses podrían no volver a ser los mismos.