Ha pasado un año desde que La Gordita Fabiola – la comediante más querida de Colombia – se despidió a los 61 años. Pero el dolor parece no apagarse en el corazón de sus tres hijos. Algunos aún viven en los recuerdos, otros optaron por el silencio, y también hay quienes transformaron la tristeza en fuerza para seguir adelante. Sin embargo, la gran pregunta sigue en pie: ¿están realmente sumidos en el dolor o encontraron una forma de liberación?

Un legado de risas y el dolor tras bambalinas

La Gordita Fabiola, cuyo nombre real era Fabiola Posada, fue el alma del programa de humor Sábados Felices. No solo fue un símbolo de alegría, sino también la madre de tres hijos nacidos de dos matrimonios marcados por las dificultades. En 1983 se casó con Mauricio Valencia, con quien tuvo a Alejandra y Juan Sebastián. Tras la ruptura, encontró un nuevo amor con Nelson Polanía “Polilla”, y en 1997 nació su hijo menor, David.

Pero detrás de las carcajadas que regalaba a millones, su vida estuvo marcada por sombras: problemas económicos, la lucha contra el alcoholismo de su primer esposo y las propias batallas de salud de Fabiola.

Alejandra – el amor y orgullo de la hija mayor

De los tres hijos, Alejandra Valencia fue quien más sintió el golpe. Muy unida a su madre, le escribió un último mensaje lleno de esperanza días antes de su partida: “Vamos que vamos con todas las ganas de seguirnos devorando el mundo te amo mami”.

Un año después, Alejandra continúa recordándola públicamente con gratitud. Asegura que Fabiola le enseñó a ser valiente, fuerte, disfrutar cada momento y actuar siempre con amor. Su esposo, el doctor Jonathan Cortés, quien en su momento salvó la vida de Fabiola, la describió como “una mujer maravillosa que dejó un vacío imposible de llenar”.

Juan Sebastián – el silencio como refugio

A diferencia de su hermana, Juan Sebastián Valencia eligió el silencio. Con sus redes privadas y pocas apariciones públicas, rara vez comparte su dolor. Sin embargo, siempre está presente en reuniones familiares y homenajes, acompañando en silencio a sus hermanos. Para muchos, su discreción es una forma de protegerse, guardando la tristeza en lo más íntimo.

David – recuerdos de un hijo de 23 años

Con 23 años, David Polanía era considerado el “niño de mamá”. Como creador de contenido, solía mostrar su vida junto a sus padres. Tras la muerte de Fabiola, escribió un mensaje que conmovió al país: “Gracias mamita por todo, sigue cuidándonos y haciéndonos reír desde el cielo”.

Un año más tarde, David sigue compartiendo imágenes y videos con su madre, aferrándose a los recuerdos. Para él, la risa de Fabiola nunca se apagó: simplemente cambió de escenario hacia la eternidad.

¿Dolor o liberación?

Cada hijo de La Gordita Fabiola encontró su propia manera de sobrellevar la pérdida. Alejandra eligió la expresión pública, Juan Sebastián el silencio, y David la memoria constante.

La pregunta sobre si sienten dolor o liberación quizá nunca tenga una respuesta única. Pero lo cierto es que el mayor legado de La Gordita Fabiola no fueron solo las carcajadas en televisión, sino la fuerza que dejó en sus hijos para seguir caminando, incluso entre lágrimas.