**El ático de Elvis Presley desbloqueado después de 48 años: un descubrimiento impactante**

Durante casi cinco décadas, el ático de Graceland, la casa de Elvis Presley, permaneció como un misterio sellado, intacto desde su muerte en 1977. Ubicado encima del segundo piso, que estaba prohibido para el público, este espacio polvoriento era un reino prohibido incluso para los familiares más cercanos.

Cuando finalmente se inauguró en enero de 2025, con el permiso de la nieta de Elvis, Riley Keough, lo que emergió no fueron solo recuerdos, sino una cápsula del tiempo profundamente personal. Los archivistas, con guantes blancos, entraron en un espacio que parecía congelado en el tiempo, revelando no solo artefactos, sino también indicios de alguien que preservaba el legado de Elvis en secreto.

Graceland, comprada por Elvis Presley a los 22 años en 1957 por 12.500 dólares (casi un millón hoy en día), se transformó de hogar en un santuario cultural tras su fallecimiento. Mientras los fans recorrían las icónicas habitaciones de la mansión, como la Sala de la Jungla, la planta alta y el ático permanecieron acordonados, protegidos por reivindicaciones de privacidad. Sin embargo, persistían los rumores de secretos.

Cuando la puerta del ático se abrió con un crujido, el espacio —que abarcaba toda la casa con paredes de madera lisa y cortinas opacas— reveló secciones meticulosamente organizadas, etiquetadas con la letra de Elvis: «Tupelo 1945», «Días del Ejército», «Hollywood» y «Las Vegas». Una escalofriante caja marcada «Después de 1977» insinuaba una intención póstuma.

Entre los descubrimientos se encontraban reliquias íntimas de la vida de Elvis. Un osito de peluche remendado llamado “Oso”, cosido por su madre Gladys en tiempos difíciles, simbolizaba sus humildes orígenes. Una Biblia desgastada que Gladys le regaló durante su época en el ejército, contenía versículos subrayados y notas personales, incluyendo una conmovedora entrada de días antes de su muerte.

Un anuario de la preparatoria Humes, lleno de mensajes alentadores como “Sigue cantando, Elvis”, capturó su tímida juventud. Artículos de Hollywood, como una chaqueta de cuero con una nota que decía “desaparecer”, reflejaban su lucha con la fama, mientras que los libros de espiritualidad mostraban un alma en búsqueda más allá de su imagen pública.

Las más inquietantes eran las cintas de carrete etiquetadas como “Sesiones de práctica, 1976”. Estas grabaciones crudas, incluyendo una versión simplificada de “Unchained Melody”, cantada meses antes de su muerte, revelaban a un Elvis tembloroso y emocional que enfrentaba la mortalidad a través de la música.

Letras garabateadas, cartas de fans sin abrir que le pedían descanso y un informe médico sellado de 1974 sobre problemas cardíacos pintaban un retrato de talento entrelazado con dolor. Estos elementos sugerían que Elvis, o alguien cercano, había conservado este espacio como testamento final.

Aunque no se encontró a ninguna persona con vida, la meticulosa disposición implicaba que alguien había cuidado este santuario, preservando la esencia de Elvis. ¿Fue un familiar o un cuidador oculto?

El misterio se profundiza a medida que parte del contenido permanece sin revelar, a la espera de la revisión familiar. Para los fans, estos hallazgos ofrecen un cierre, mostrando el legado deliberado de Elvis. Sin embargo, persisten preguntas: ¿por qué ocultar estos tesoros personales durante 48 años? ¿Qué más se esconde en las sombras de Graceland? La verdadera historia de Elvis, al parecer, aún espera su coro final.