Gabriel García Márquez no solo creó el realismo mágico… también escribió sobre Shakira

Gabriel García Márquez, el Nobel de Literatura que inmortalizó a Macondo y que llevó el realismo mágico a cada rincón del planeta, también dejó huellas de su pluma en una figura muy distinta pero igual de universal: Shakira. Pocos lo recuerdan, pero el escritor colombiano dedicó líneas memorables a la cantante barranquillera, y lo hizo con la misma grandeza con la que describía la tierra de los Buendía. No fue una opinión pasajera, fue casi una profecía que con el tiempo se ha cumplido palabra por palabra.

En un texto que circula entre los seguidores más atentos, García Márquez escribió: “Nada que se diga o no se diga de ella podrá ya cambiar su rumbo de artista grande e imparable.” Estas palabras, breves pero contundentes, se han convertido en una suerte de sentencia literaria que se proyectó hacia el futuro de Shakira. El Nobel, acostumbrado a retratar realidades que parecían sueños, supo reconocer en la joven cantante una fuerza que iba más allá del éxito comercial: una vocación destinada a trascender.

Lo que resulta fascinante es cómo la literatura y la música se cruzaron en este punto tan inesperado. García Márquez no era un crítico musical, ni necesitaba serlo. Su mirada estaba entrenada para descubrir lo esencial, lo que en medio de los ruidos cotidianos se volvía eterno. En Shakira vio ese brillo que pocas veces se encuentra: la capacidad de reinventarse sin perder identidad, de ser universal sin dejar de ser profundamente colombiana.

Al repasar la trayectoria de Shakira, es imposible no reconocer la certeza de esas palabras. Desde sus primeros discos hasta sus giras mundiales, desde los escenarios del Super Bowl hasta los himnos que acompañan copas del mundo, la barranquillera ha demostrado ser imparable. Cada paso de su carrera ha estado marcado por la misma determinación que García Márquez pareció intuir desde el inicio. La profecía literaria se convirtió en realidad musical.

Para muchos, este encuentro simbólico entre dos leyendas colombianas es más que una anécdota: es un símbolo de cómo la cultura de un país puede conquistar el mundo en distintas formas. García Márquez con su realismo mágico y Shakira con su fusión de ritmos y letras han llevado la esencia de Colombia a millones de personas. Uno con novelas traducidas en decenas de idiomas; la otra con canciones que hacen bailar y llorar a generaciones enteras.

Hoy, recordar que García Márquez escribió sobre Shakira es comprender que las fronteras entre arte y arte son más difusas de lo que parecen. El Nobel no necesitó adornos para definirla; con una sola frase la colocó en el lugar donde efectivamente terminó: el de los grandes, los imparables, los que trascienden. Y así como Macondo quedó grabado en la memoria literaria del mundo, Shakira ha quedado inscrita en la memoria musical de la humanidad.

El tiempo ha demostrado que aquella no fue solo una observación, fue una visión. La leyenda de la música reconocida por la leyenda de la literatura. Y en esa unión, Colombia entera brilla con doble intensidad.