María de los Ángeles de las Heras Ortiz, conocida mundialmente como Rocío Dúrcal, fue una de las cantantes españolas más queridas y exitosas, especialmente en México, donde se convirtió en la reina indiscutible de la música ranchera.


Sin embargo, detrás de su imagen pública impecable y su voz prodigiosa, se esconden secretos y episodios dolorosos que solo salieron a la luz años después de su muerte, gracias a confesiones de su esposo y a revelaciones que la familia prefirió mantener ocultas.

En 1977, Rocío Dúrcal protagonizó una película llamada *Me siento extraña*, que contenía una escena erótica con otra mujer, Bárbara Rey.

Esta película representó un quiebre en su carrera cinematográfica, pues Rocío jamás quiso verla terminada ni promocionarla.

La calificó como “el peor error de su carrera” y la borró de su historia pública.

El impacto fue devastador en España, donde la sociedad aún no estaba preparada para aceptar ese tipo de contenidos.

Lo que motivó a Rocío a aceptar este papel fue una situación económica complicada.

A pesar de su fama y éxito, su contrato con su representante Luis Sanz le pagaba mucho menos de lo que ella merecía, lo que la llevó a tomar decisiones desesperadas para mantener a su familia.

El rodaje fue caótico, con guiones cambiantes y escenas más explícitas de lo acordado.

La polémica llegó hasta rumores no confirmados sobre una posible reacción violenta de su entonces esposo, Antonio Morales “Junior”, al descubrir las escenas.
Este escándalo marcó el fin de su carrera en el cine en España, aunque su carrera musical apenas comenzaba a despegar en América Latina.

Mientras Rocío construía su imperio musical en México, su esposo Junior protagonizaba una historia paralela de infidelidad.

En 1978, Junior viajó a Filipinas para trabajar como actor y, aconsejado por los productores locales, se presentó como soltero para mejorar su imagen pública.

Allí mantuvo un romance con la actriz Vilma Santos, quien desconocía que él tenía esposa e hijos en España.

Rocío, sospechando la traición, viajó hasta Filipinas en Navidad para confrontarlo.

Aunque no se conocen los detalles exactos de esa confrontación, Junior regresó a España y nunca más volvió a separarse de su familia.

Rocío decidió perdonarlo, priorizando los 36 años de matrimonio y la familia que habían formado.

Sin embargo, 30 años después de su muerte, Junior publicó sus memorias donde confesó públicamente la infidelidad, lo que causó un gran dolor en sus hijos, que se enteraron por el libro y no por una conversación familiar.

Además, en esas memorias se revelaron propiedades ocultas en México que no aparecían en el testamento, fracturando aún más a la familia.
Juan Gabriel fue el hombre que transformó la carrera musical de Rocío Dúrcal, dándole los mayores éxitos de su vida y convirtiéndola en la reina de las rancheras.Juntos grabaron numerosos álbumes y llenaron estadios en América Latina.


Sin embargo, en 1986, sin explicación pública, dejaron de hablarse durante diez años.

La versión oficial atribuye la ruptura a problemas legales y de derechos de autor relacionados con un videoclip que Juan Gabriel grabó sin permiso en el set de Rocío.

Pero existe una versión más oscura y controversial, publicada en un libro por el exmánager de Juan Gabriel, Joaquín Muñoz, que afirma que la ruptura se debió a que Juan Gabriel estaba enamorado de Junior, el esposo de Rocío, y que ella los descubrió juntos en una situación comprometedora.

Esta versión fue negada rotundamente por personas cercanas a los protagonistas.

A pesar de la distancia, en 1997 grabaron un álbum juntos llamado *Juntos otra vez*, que fue solo una reconciliación profesional pero no personal.

Antes de todos estos episodios, Rocío Dúrcal también fue una mujer valiente que defendió los derechos de los actores en la España franquista.

En 1975, participó como una de las once representantes en una huelga para exigir mejores condiciones laborales para los actores.
Fue detenida por la policía franquista y acusada de terrorismo, pasando una noche en prisión.Su liberación fue posible gracias a Lola Flores, quien pagó una fianza considerable sin que Rocío lo supiera.

Esta experiencia marcó a Rocío y selló una amistad profunda y duradera con Lola Flores.

En 2001, Rocío fue diagnosticada con cáncer de útero.

A pesar de la enfermedad y los tratamientos agresivos que la debilitaron mucho, nunca dejó de trabajar.

Grabó discos, realizó duetos y se presentó en público hasta que físicamente fue imposible seguir.

En 2005 recibió el Grammy Latino a la excelencia musical, uno de los pocos reconocimientos que le faltaban en su carrera.

Aunque estaba muy enferma, subió al escenario para recibirlo, mostrando la fortaleza y profesionalismo que la caracterizaron toda su vida.

Murió en 2006 en su casa de Torrelodones, rodeada de su familia.
Su funeral fue un homenaje emotivo donde se cantó *Amor eterno*, la canción que Juan Gabriel escribió para su madre y que Rocío hizo famosa.Rocío Dúrcal pidió que sus cenizas se dividieran en dos partes iguales: una mitad quedó en España y la otra fue llevada a México, donde miles de personas la despidieron como una hija más de ese país que la adoptó con amor.

Sus hijos han mantenido la memoria de su madre viva, aunque la familia ha estado marcada por conflictos y secretos que nunca se han revelado completamente.

Su hija menor, Shaila Dúrcal, sigue sus pasos en la música ranchera, manteniendo vivo el legado de su madre.

La historia de Rocío Dúrcal es la de una mujer que superó la pobreza y las adversidades para convertirse en una leyenda musical, pero también la de una persona que enfrentó traiciones, escándalos y dolor en su vida privada.

Los secretos que su marido reveló después de su muerte, las tensiones con Juan Gabriel y el escándalo de la película *Me siento extraña* muestran que detrás de la estrella había una mujer humana, con luces y sombras.

Rocío Dúrcal no solo dejó una voz inolvidable, sino también una historia llena de amor, perdón y lucha que sigue emocionando a millones en dos continentes.