Tras 5 años del adiós de Edith González, su esposo revela lo inimaginable

Han pasado ya cinco años desde que el brillo inconfundible de Edith González se apagó para siempre, dejando un vacío profundo en el corazón de millones de admiradores y, sobre todo, en la vida del hombre que la amó hasta su último aliento: Lorenzo Lazo. Durante años, el economista y empresario mexicano se mantuvo en un silencio casi absoluto, evitando los medios, las entrevistas y cualquier tema relacionado con aquella pérdida devastadora. Pero ahora, por primera vez, rompe ese silencio, y lo que cuenta ha estremecido a todos.

La entrevista exclusiva se realizó en un entorno íntimo, lejos de cámaras invasivas. Lazo, sereno pero con la voz quebrada por momentos, confiesa que “el tiempo no cura, sólo enseña a respirar con el dolor”. Su frase, corta pero demoledora, da inicio a un relato que muchos consideraban imposible de escuchar: la historia no contada detrás de los últimos días de Edith y los secretos que guardó incluso a sus seres más cercanos.

Según Lorenzo, los meses previos al fallecimiento de la actriz fueron “un torbellino de emociones, entre la esperanza y el miedo”. Aunque públicamente Edith se mostraba fuerte y sonriente, “hubo noches en que el miedo era tan grande que apenas podía dormir”. Sin embargo, lo que más impacta de su relato no es el dolor visible, sino la revelación de una promesa que ella le hizo antes de partir: “Prometió que volvería a mí, de alguna manera”.

Esa promesa, que podría parecer una metáfora poética, cobra un tono inquietante cuando Lazo narra los hechos ocurridos meses después del fallecimiento. “Una noche, escuché su voz —no como un recuerdo, sino claramente, a mi lado—”, relata con una calma que eriza la piel. “Decía mi nombre, igual que solía hacerlo cuando quería despertarme”. Al principio, pensó que su mente le jugaba una mala pasada. Pero el episodio se repitió. “Fue tan real que me quedé sin aliento. No sé si fue ella, un sueño o algo que mi corazón necesitaba escuchar”.

La confesión ha dividido a los seguidores de Edith. Algunos lo interpretan como una manifestación espiritual; otros, como el reflejo del duelo no resuelto. Pero lo cierto es que Lorenzo asegura haber sentido la presencia de su esposa “en más de una ocasión”. En una de ellas, afirma, un perfume característico de Edith —una fragancia que ya no tenía en casa— llenó la habitación justo el día en que se cumplían tres años de su muerte.

Más allá de lo sobrenatural, Lorenzo también revela algo que nadie sabía: Edith dejó una carta sellada, escrita semanas antes de su partida. Durante años él no pudo abrirla, hasta hace poco. “Me temblaban las manos”, confiesa. “Pensé que era una despedida, pero no lo era del todo. Era una instrucción”. La carta, según sus palabras, contenía un mensaje de vida: “Si estás leyendo esto, es porque cumplí mi papel aquí. Promete que tú seguirás el tuyo, que vivirás sin culpa. No me busques, pero tampoco me olvides”.

Desde entonces, Lorenzo dice haber encontrado un nuevo propósito. “Durante años me negué a rehacer mi vida, pero entendí que ella no quería verme hundido”. En sus propias palabras, “no se trata de reemplazar, sino de honrar”. De hecho, admite haber empezado una relación discreta con una mujer que conoció en un evento benéfico. Sin embargo, aclara que “nadie ocupará el lugar de Edith. Eso es imposible”.

Las redes sociales estallaron tras la difusión de sus declaraciones. Algunos lo aplauden por su sinceridad; otros lo critican por “traicionar la memoria” de la actriz. Pero Lorenzo responde con serenidad: “Quien realmente conoció a Edith, sabe que ella creía en el amor más allá del tiempo. No era una mujer posesiva, sino luminosa. Ella siempre decía: el amor verdadero no ata, libera”.

A lo largo de la conversación, el empresario muestra un lado que pocas veces se había visto: vulnerable, pero también profundamente espiritual. Confiesa que, durante un tiempo, buscó respuestas en terapias, viajes y lecturas esotéricas. “Fui a lugares donde decían que podía contactar con ella. No encontré fantasmas, pero sí encontré paz”, dice. Esa paz, asegura, llegó cuando entendió que la muerte no borra, sólo transforma.

Sin embargo, no todo en su testimonio es melancolía. En un giro inesperado, Lorenzo revela algo que ha dejado a todos con la boca abierta: Edith González habría grabado un video secreto pocos días antes de su fallecimiento. “No lo hizo para el público, sino para mí y para su hija, Constanza. Lo guardé por años sin poder verlo”. Finalmente, lo reprodujo hace unos meses, y lo que vio cambió su manera de entender la vida. “En ese video, Edith no se despedía, sino que sonreía. Decía: ‘Si me estás viendo, es porque sobreviviste al dolor. Entonces ya ganamos los dos’”.

Esa frase, según Lazo, fue el punto final de su duelo. “Ahí comprendí que no se trata de aferrarse, sino de agradecer. Edith no se fue; sólo cambió de forma”. Desde entonces, ha decidido compartir su historia no para provocar morbo, sino para inspirar a quienes han perdido a alguien. “El silencio no siempre sana. A veces hay que hablar, aunque duela”, concluye.

Hoy, cinco años después de aquella triste mañana en que México se vistió de luto, la figura de Edith González sigue más viva que nunca en el recuerdo colectivo. Y con este testimonio, su esposo no sólo rinde homenaje a la mujer que amó, sino que abre un capítulo nuevo lleno de humanidad, fe y asombro.

Al final de la entrevista, Lorenzo se queda mirando al horizonte y murmura algo que resume todo:

“La muerte no la venció. De alguna forma, sigue aquí. Y eso… eso lo cambia todo.”