Ay, mis cielos. Pero aquí estamos de nuevo para cerrar con broche de oro el escándalo
más explosivo del año en el regional mexicano.

Y créanme cuando les digo que guardé lo mejor para el final.
Pero antes de que les platique las excusas más ridículas que han salido de
la boca de un artista en toda la historia de la farándula, necesito que le den like a este video,
que se suscriban al canal porque después de esto van a querer seguir viendo contenido
así de jugoso y que compartan con todo el mundo, porque lo que Cristian Odal dijo tiene que saberlo
hasta el último rincón del planeta.
Entonces, recapitulemos rapidito para los que se acaban de sumar a este trenecito del chisme.
Doña Cristial despedazó públicamente a su hijo Cristian después de que él ganara el Latin Gramy,
pero olvidara agradecerle a sus padres, a su esposa y a su hija en su discurso.
La señora soltó unas declaraciones devastadoras hablando del karma y diciendo que alguien le lavó
el cerebro a su muchacho.
U, la expareja de Cristian y madre de su hija Inti, salió a apoyar públicamente a Doña Cristi con un
contundente “brava”.
Las redes sociales explotaron.
El mundo entero estaba hablando del tema y Cristian Odal, el protagonista de todo este drama,
seguía callado hasta ahora, porque resulta, mis amores, que después de días de silencio
ensordecedor, después de que las especulaciones llegaran a niveles astronómicos, después de que
ya todos pensábamos que se había escondido en una cueva y no iba a salir nunca, Cristian Nodal
finalmente decidió enfrentar la situación y lo hizo de la peor manera posible.
El cantante sonorense fue interceptado por reporteros en el aeropuerto de la Ciudad de México.
Venía llegando de no sé dónde con sus gafas de sol puestas otra vez porque parece que ese señor
ya no se las quita ni para dormir, con su sombrero, su chamarra de cuero y esa actitud de “aquí no pasa
nada” que solo empeoraba las cosas.
Los reporteros, como buenos tiburones que son, se le fueron encima con preguntas directas:
—Cristian, ¿qué opinas de las declaraciones de tu mamá?
—¿Vas a pedir perdón?
—¿Por qué no mencionaste a tus padres en tu discurso?
—¿Qué te pareció que Casu apoyara a tu mamá?
Las preguntas llovían de todos lados y el muchacho no tenía escapatoria.
Y entonces Cristian, en lugar de hacer lo correcto, en lugar de mostrar humildad y reconocer su error,
en lugar de decir, “metí la pata y voy a arreglarlo con mi familia”, ¿saben qué hizo?
Empezó a dar excusas.
Y no cualquier tipo de excusas, mis cielos, excusas tan absurdas, tan surrealistas, tan desconectadas
de la realidad que inmediatamente las redes sociales lo volvieron a despedazar.
Primero, el muchacho dijo:
—Y prepárense porque esto no tiene nombre, es que estaba muy nervioso, había muchas luces.
Me mareé un poquito y se me olvidó.
Mareo.
El señor Cristian Nodal, que ha dado conciertos frente a miles de personas, que ha estado en los
escenarios más grandes del mundo, que lleva años en esto, nos quiere hacer creer que se mareó
por las luces de Latin Gramy.
Los memes no se hicieron esperar:
“Nodal, descubriendo que los escenarios tienen luces, el mareo más conveniente de la historia.”
Siguiente excusa:
—Un mosquito me distrajo.
Inundaban las redes sociales. La gente no podía creer que esa fuera su justificación, pero
espérense que ahí no terminó.
Un reportero muy listo le preguntó:
—Pero Cristian, si estabas tan mareado, ¿cómo te acordaste de agradecer al ingeniero de sonido,
al que limpia las butacas, a tu equipo de producción?
Y lo que sucedió después fue todavía más incómodo.
Cristian, evidentemente atrapado en su propia mentira, tartamudeó un poco y luego soltó otra
excusa que dejó a todos con la boca abierta:
—Es que mira, yo tenía un papelito con los agradecimientos, pero se me cayó antes de subir al
escenario y ya cuando estaba ahí arriba no me acordaba bien quién faltaba.
Un papelito.
El hombre ganó uno de los premios más importantes de su carrera y llevaba los agradecimientos
en un papelito que se le cayó.
Y lo peor, según él, no sabía si faltaba a alguien, como si agradecer a tus padres fuera algo que
necesitas apuntar para recordar. Como si tus papás fueran una nota al pie de página que puede o
no incluirse dependiendo de si encuentras el papel.
Las redes sociales estallaron otra vez:
“El perro se comió mi tarea del siglo XXI.”
Próxima excusa:
—Un alien me robó los recuerdos y el papelito también tenía apuntado a tu esposa y tu hija.
Los comentarios eran implacables y con toda razón.
Pero Cristian, que evidentemente no sabía cuándo parar de cavar su propia tumba, siguió dando más
excusas.
Cuando le preguntaron específicamente por qué tampoco mencionó a Ángela Aguilar, su esposa, el Señor dijo:
—Y agárrense, es que ella me dijo que no la mencionara, que era mi momento, que no quería protagonismo.
Esta excusa fue especialmente mala porque no solo era poco creíble, sino que además estaba
echándole la culpa a Ángela. Estaba diciendo, básicamente, “no la mencioné porque ella no quiso”,
convirtiéndola a ella en la mala de la película, cuando la pobre muchacha probablemente no tenía
nada que ver con esto.
Los fans de Ángela se pusieron furiosos:
—Ahora resulta que la culpa es de Ángela. Qué conveniente echarle la culpa a tu esposa, cobarde.
Y tenían razón, porque usar a tu pareja como escudo para justificar tus errores es algo que ningún
hombre debería hacer jamás.
Y cuando finalmente le preguntaron por su hija Inti, ay mis amores, ahí fue cuando Cristian definitivamente
perdió todo el respeto que le quedaba.
El muchacho dijo con la mayor naturalidad del mundo:
—Es que Inti, cuando crezca, va a entender.
—¿Qué entender? —se preguntaban todos— ¿Qué? Que su papá se olvidó de mencionarla cuando ganó
un premio importante, que para él hay cosas más importantes que reconocer a su propia hija.
La gente no lo podía creer.
Inti apenas tiene un año y ya la está decepcionando.
Doña Cristi tenía razón en todo, pero lo peor, lo que realmente terminó de hundir a Cristian, fue cuando
un reportero muy valiente le preguntó directamente:
—Cristian, ¿has hablado con tu mamá después de sus declaraciones?
Y la respuesta del cantante fue simplemente:
—No, todavía no. Estoy esperando a que se le baje el coraje.
Órale.
El señor causó el problema. Su mamá expresó su dolor públicamente. Casu la apoyó.
El mundo entero está hablando del tema y él está esperando a que se le baje el coraje a su mamá
como si ella fuera la que estuviera haciendo un drama innecesario, como si el problema fuera que
ella se enojó y no que él fue desconsiderado.
Esa respuesta fue la gota que derramó el vaso.
Las redes sociales lo despedazaron completamente. Ya no había ni un comentario defendiendo a Cristian.
Hasta los fans más leales empezaron a cuestionarlo:
—Ya no puedo defenderlo. Esto ya es demasiado. Tiene que madurar.
Esto se repitió en todos lados.
Y lo que le dijo al oído a su manager mientras se subía al carro:
—Te va a dejar helada.
Un reportero con muy buen oído alcanzó a escuchar que Cristian le decía a su equipo:
—Ya estuvo. No vuelvo a dar entrevistas en aeropuertos.
El problema para él era dar entrevistas en aeropuertos. No que había metido la pata,
no que había lastimado a su familia, no que necesitaba disculparse. No, el problema era el lugar donde dio la entrevista.
Los analistas de farándula no podían creer lo que estaban viendo.
—En mis años de carrera nunca había visto a un artista cavar su propia tumba tan profundo en tan poco tiempo.
—Cristian Nodal acaba de dar una masterclass de cómo no manejar una crisis.
Y es que mis cielos, cualquier experto en relaciones públicas les dirá que cuando metes la pata,
lo primero que tienes que hacer es reconocerlo, pedir perdón sinceramente y mostrar que vas a hacer las cosas diferentes.
Pero Cristian hizo exactamente lo opuesto: negó, justificó, puso excusas, culpó a otros, minimizó el problema, hizo todo mal.
Las comparaciones con otros escándalos de la farándula comenzaron a surgir:
Nodal superó a Lupillo Rivera en meter la pata, ni Luis Miguel en sus peores tiempos.
Este chavo necesita un curso intensivo de humildad.
Cristian Nodal estaba haciendo historia, pero por las razones equivocadas.
Mientras tanto, doña Cristi seguía sin decir nada más.
La señora había dado su mensaje, había expresado lo que sentía y ahora se mantenía en silencio,
dejando que las acciones de su hijo hablaran por sí solas.
Y vaya que estaban hablando. Cada excusa absurda que Cristian daba solo confirmaba lo que ella había dicho:
que su hijo estaba perdido, que alguien le había lavado el cerebro, que necesitaba recapacitar.
Casu también se mantuvo en silencio después de su mensaje de apoyo a doña Cristi.
La trapera argentina no necesitaba decir nada más. Su “brava” había sido suficiente.
Y el hecho de que no saliera a defender a Cristian después de escuchar sus excusas ridículas decía más que 1000 palabras.
Su silencio era una confirmación. Ella también pensaba que las justificaciones de su ex no tenían sentido.
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