Cuando la estrella de la televisión Valerie Bertinelli y la leyenda del rock Eddie Van Halen se casaron en 1981, los fans creyeron vivir un cuento de hadas. Ella era la chica de al lado favorita de Estados Unidos; él, el guitarrista electrizante que redefinió la música rock. Pero tras los titulares y la ostentación, sus 26 años de matrimonio fueron una historia de amor, dolor y, en última instancia, resiliencia; una historia que ahora solo Valerie cuenta en su totalidad.

Cuando dos mundos chocan

El ascenso de Valerie Bertinelli fue un sueño hecho realidad en Hollywood. A sus veintipocos años, se había convertido en una figura conocida como Barbara Cooper en “Un día a la vez”, ganando Globos de Oro y conquistando el corazón de los espectadores de todo el país. Era la personificación de la estabilidad y la calidez, el tipo de estrella que se sentía como en familia.

Llega Eddie Van Halen: salvaje, brillante e impredecible. Como cofundador y guitarrista principal de Van Halen, Eddie era una fuerza de la naturaleza; su revolucionario trabajo con la guitarra cambió el rumbo del rock para siempre. Donde el mundo de Valerie era estable y predecible, el de Eddie era un torbellino de conciertos nocturnos, fiestas y caos creativo.

Su encuentro en 1980 fue todo un acontecimiento: la impecable estrella de televisión y el indomable dios del rock. Se casaron en abril de 1981 y rápidamente se convirtieron en la “pareja de oro” de Estados Unidos. Pero, como ahora revela Valerie, sus diferencias eran más profundas de lo que sugerían los titulares.

Tras puertas cerradas: los altibajos

Los primeros años de su matrimonio estuvieron marcados por agendas apretadas. Valerie hacía malabarismos con largas jornadas en el set, mientras que la vida de Eddie giraba en torno a las giras y las grabaciones. Su amor era real, pero la vida en común era un torbellino de vuelos, conexiones perdidas y agotamiento.

En el fondo, las diferencias que los hacían fascinantes para los fans se convirtieron en obstáculos en casa. Valerie era una persona centrada en sus pies, familiar y disciplinada. Eddie prosperaba gracias a la espontaneidad y los excesos. «Nos queríamos», ha dicho Valerie, «pero vivíamos en dos mundos diferentes».

A medida que la fama de Eddie crecía, también lo hacían las presiones, y también su lucha contra la adicción. Lo que empezó como un capricho ocasional se convirtió en una batalla demoledora contra las drogas y el alcohol. Valerie lo apoyó en sus innumerables intentos por lograr la sobriedad, pero el ciclo de esperanza y recaída le pasó factura. «Intentaba salvar nuestro matrimonio y al hombre que amaba», escribió más tarde, «pero me estaba perdiendo a mí misma en el proceso».

Dolor privado, silencio público

La salud de Eddie se deterioró a medida que sus adicciones se agravaban. Cuando le diagnosticaron cáncer de boca, Valerie se convirtió en su cuidadora, ocupándose de las visitas al médico y las facturas médicas mientras lidiaba con la creciente soledad en casa. “Una cosa es estar casado”, reflexionó, “y otra muy distinta es sentirse completamente solo en ese matrimonio”.

Tanto Valerie como Eddie buscaron consuelo fuera de su relación, con aventuras que se basaban menos en la traición y más en la desesperación emocional. Valerie admitió más tarde haber tenido su propia aventura, describiéndola como un síntoma del profundo aislamiento que sentía. Mientras tanto, desarrolló un trastorno alimentario, recurriendo a la comida para consolarse y retirándose del ojo público mientras la prensa sensacionalista criticaba su apariencia.

Los problemas de salud mental se convirtieron en un costo oculto de años pasados a la sombra de la adicción y el escrutinio público. «La gente veía a la pareja perfecta», dice Valerie ahora. «Pero por dentro, solo intentaba sobrevivir».

Un adiós tranquilo

Agradezco haberte abrazado en tu último momento”: la historia de amor de Valerie Bertinelli y Eddie Van Halen - La Tercera

En 2001, tras años de rumores, Valerie y Eddie anunciaron discretamente su separación. No hubo drama público: solo una breve declaración y seis años de silencio antes de que su divorcio se formalizara en 2007. Valerie dedicó toda su energía a criar a su hijo, Wolfgang, y a reconstruir su vida lejos del foco de atención.

Los medios especularon sin parar, pero Valerie se negó a participar. “Necesitaba proteger a mi hijo y reencontrarme conmigo misma”, dice. Mantuvo un perfil bajo en su trabajo y evitó la alfombra roja, optando en cambio por una vida más tranquila y privada.

Rompiendo el silencio: La verdad de Valerie

No fue hasta 2008, con la publicación de sus memorias “Losing It”, que Valerie finalmente compartió su versión de la historia. Habló con franqueza sobre la larga lucha de Eddie contra la adicción y su devastador impacto en su matrimonio. “No fue solo un caos de estrellas de rock”, escribió. “Fue una fuerza que nos separó”.

La honestidad de Valerie fue cruda y sin filtros. Admitió sus propios errores, incluyendo su infidelidad, y describió la insoportable situación de amar a alguien que era a la vez su pareja y su adversario. «No quería traicionar la memoria de Eddie», explicó más tarde. «Pero necesitaba decir la verdad para sanar».

Su segundo libro, “Enough Already” (2022), profundizó aún más, explorando cómo había idealizado su relación y se aferró a una imagen que nunca coincidió con la realidad. “Éramos demasiado jóvenes, demasiado poco preparados y carecíamos de las herramientas para afrontar la fama, la adicción o la soledad”, escribió.

En una entrevista de 2024, Valerie sorprendió a sus fans al decir: “Eddie no era mi alma gemela”. Reveló que, emocionalmente, su matrimonio había terminado años antes de su divorcio legal. “Mi amor por Eddie cambió. Ya no lo amaba”.