“Váyanse a vivir conmigo, su madre ya no puede cuidar de ustedes como antes”, dijo Piqué en un intento de reconstruir la relación con sus dos hijos. El exfutbolista se ha esforzado por estar más presente: los lleva al colegio, los acompaña al campo de fútbol y trata de llenar sus días con la calidez de un padre cercano. Su intención es recuperar el vínculo perdido y ganarse nuevamente el cariño de los niños, alejándolos poco a poco de Shakira. Sin embargo, lo que parecía un momento de unión terminó convirtiéndose en una escena dolorosa que ha dejado a todos impactados.


Gerard Piqué ha sido, desde su separación de Shakira, una de las figuras más comentadas de la prensa internacional. Su relación con la cantante colombiana, que durante más de una década pareció ser una de las más sólidas del espectáculo, terminó en medio de rumores, escándalos y acusaciones. Pero más allá de las disputas públicas, el tema que más ha conmovido a la opinión pública es la relación del exfutbolista con sus dos hijos, Milan y Sasha.


Fuentes cercanas a la familia aseguran que Piqué ha estado intentando recuperar la conexión emocional con ellos, especialmente después de que los niños se mudaran con su madre a Miami. Cada visita, cada encuentro, se ha convertido en una oportunidad para demostrarles que sigue siendo un padre presente y amoroso. “Gerard ha hecho todo lo posible por acercarse a los niños. Quiere que ellos sientan que, a pesar de la distancia, siempre pueden contar con él”, comentó un allegado del entorno del jugador.


En su último encuentro en Barcelona, Piqué organizó un fin de semana especial con sus hijos. Los llevó al colegio, los acompañó al parque, y pasaron la tarde en un campo de fútbol, donde rieron y jugaron como antes. Sin embargo, todo cambió cuando el exdefensa del Barça cometió un grave error: en un intento por reafirmar su rol de padre, pronunció unas palabras que los pequeños no estaban preparados para escuchar. “Su madre ya no puede cuidar de ustedes como antes”, habría dicho, sin medir las consecuencias.


Los niños, al escuchar a su padre hablar negativamente de su madre, reaccionaron con angustia. Según testigos, ambos comenzaron a llorar y a gritar, defendiendo a Shakira con fuerza. Piqué, sorprendido por la intensidad del momento, perdió la calma y alzó la voz, lo que solo empeoró la situación. Fue entonces cuando uno de los niños, entre lágrimas, gritó: “¡No hables así de mamá!”. Esas palabras, cargadas de dolor y rabia, impactaron profundamente al exjugador, quien quedó paralizado ante la mirada de rechazo de sus propios hijos.


La tensión fue tan grande que los niños, desesperados, llamaron a Shakira para pedirle que los recogiera. Minutos después, la cantante llegó apresurada, con semblante serio y sin cruzar palabra con su expareja. Abrazó a los pequeños, los tranquilizó y los llevó consigo, dejando a Piqué inmóvil, abatido y visiblemente afectado. “Nunca lo había visto tan descompuesto”, aseguró una persona presente. “Fue un golpe emocional muy fuerte para él”.

Este episodio, según medios españoles, ha reavivado el debate sobre la custodia y la crianza compartida entre ambos artistas. Mientras Shakira continúa enfocada en su vida en Miami y en su carrera musical, Piqué lucha por mantener una relación estable con sus hijos desde la distancia.

El exfutbolista, que en entrevistas recientes ha intentado mostrarse sereno, enfrenta ahora un nuevo desafío: reconstruir la confianza perdida. Y aunque muchos lo critican por su comportamiento impulsivo, otros creen que detrás de ese momento de rabia hay un padre desesperado que no sabe cómo recomponer los lazos rotos.

Lo cierto es que, más allá de los titulares y las polémicas, el episodio ha dejado una lección dolorosa: en medio de una separación, las palabras pueden herir más que cualquier distancia. Y en el caso de Piqué, aquel minuto de pérdida de control podría ser el obstáculo más grande en su intento de recuperar el corazón de sus hijos.